CUALQUIER PARECIDO A LA REALIDAD ES PURITA COINCIDENCIA... Cuento : "DE COMO FILOMENA QUISO HACER SUYO LO AJENO" I PARTE - Autor: Luciernawa: Ronella Benavides Cuba.
CUALQUIER PARECIDO A LA REALIDAD ES PURITA COINCIDENCIA...
Cuento : "DE COMO FILOMENA QUISO HACER SUYO LO AJENO"
En un barrio no muy grande, donde los vecinos se conocían más por los chismes que por sus virtudes, vivía Filomena, señora complicada, aunque a veces demasiado confiada en su propia viveza.
Cierto día llegó a su puerta Martín, hombre bueno y algo atolondrado, cargando un saco tan abultado que parecía lleno de misterios… o de mercado.
—Filomena—dijo con voz apresurada—, tened a bien guardar este saco hasta que vuelva, pues ando en diligencia urgente.
Filomena, curiosa y sin malicia aparente, lo recibió sin más preguntas. Mas apenas Martín se hubo marchado, creyó su deber —y quizá su gusto— ver qué tesoro descansaba dentro.
¡Grande fue su sorpresa al hallar allí camotes hermosos, choclos frescos como recién cortados, un queso redondo y perfumado, un frasco de miel dorada como el amanecer, y hasta un gallo vivísimo que cantaba como si fuese dueño del mundo!
—Por mi fe —dijo Filomena—, nunca llegan tales bienes sin propósito divino.
Y sin más reflexión, dispuso algunas cosas para su mesa, pensando que quien recibe, por algo recibe.
Mas al siguiente sol, volvió Martín todo afligido:
—Amiga Filomena, en mi confusión os entregué un saco que no era para vos, sino para la buena señora Rosa, que enferma yace y de sustento precisa. Ruego, pues, que me devolváis todo cuanto os di.
Filomena, con gesto digno, respondió:
—Ay, vecino, yo pensé que era para mi hogar… y ya hice uso de lo recibido.
Pero Martín, que no era tonto aunque a veces lo pareciera, miró tras ella y vio el queso aún entero, los choclos apilados, y al gallo, quien a modo de testigo lanzó un ¡QUIRIKÍ! tan acusador que no necesitó abogado.
—Filomena —dijo Martín con calma severa—, lo justo no se discute. Lo ajeno vuelve a su dueño, y más cuando hay necesidad de por medio.
Filomena enrojeció, pues el gallo no dejaba de mirarla como juez y parte. Y comprendiendo que la astucia sin bondad es camino estrecho, entregó todo lo que quedaba y pidió disculpas como cristiana honrada.
Martín marchó agradecido, y ella quedó pensando que en la vida, la mejor viveza es la honradez.
*Moraleja*
_Quien pretende adueñarse de lo que no le toca, tarde o temprano escucha el gallo de la verdad cantar.
Más vale devolver a tiempo que dar cuenta después.

Comentarios
Publicar un comentario