ENSAYO: Evaluación formativa: Características y roles de los actores del proceso educativo en educación básica. AUTORA: Dra. Ronella Benavides Cuba.

 



Índice de contenidos

 

INTRODUCCIÓN……………………………………………………………         1

ARGUMENTACIÓN ……………………………...………………………....         3

     Rol de los agentes del proceso educativo ……………………………….         5

     Roles del docente ¿Cómo implementar en la praxis el enfoque formativo?         5

     Rol del equipo directivo: Creando espacios colaborativos ……………….         8     

     Rol de los estudiantes ………………………………………………………       9

    Características de la Evaluación desde el enfoque formativo ………….    10

    Requiere establecer una serie de metas para el proceso de aprendizaje ……    10

    Los estudiantes deben asumir la responsabilidad de su aprendizaje ……….    10

    Identifica los pasos necesarios para llegar al objetivo………………………    11

    Fomenta la autoevaluación y la colaboración entre alumnos………………     11

    Incluye retroalimentación constante……………………………………….      11      

    Es individual y cualitativa………………………………………………….     12

    Desarrolla la reflexión y la autocrítica……………………………………...    12

CONCLUSIONES ……………………………………..………………………  12 

REFERENCIAS……………………………………………………………….    15  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

      

       

Detrás del enfoque curricular por competencias emerge una inquietud acerca de ¿Cuál evaluación es la más adecuada con la finalidad de adaptar y lograr mejoras en el aprendizaje? ¿Será que cómo docentes estamos llevando a cabo una evaluación eficiente a los estudiantes? ¿Qué les falta a las instituciones para aplicar en sus aulas una evaluación dentro del marco formativo integral? Realmente ¿estamos preparados para aplicar en nuestras aulas la evaluación formativa?

          La evaluación formativa nos ayudará a llevar a cabo una educación de calidad dentro del marco de la educación básica regular.

           Indudablemente, las metodologías de enseñanza han ido evolucionando con el paso de los años, y más aún en el contexto actual por el COVID-19. Por ello, es impensable evaluar las destrezas o habilidades sin considerar ensayos ni repeticiones. De esta manera, los docentes tienen un rol importante en el modo de utilizar la evaluación en el proceso de desarrollo de las destrezas del estudiante para potenciar su razonamiento crítico, su desempeño en clase, su interacción social, entre otros aspectos. Para John Cowan (2006) la evaluación es el motor que impulsa el aprendizaje, a lo que se le añade que la retroalimentación es el elemento característico de la evaluación formativa, el aceite que lubrica los engranajes de la comprensión. Gracias a este enfoque, la evaluación formativa ha tomado fuerza en los últimos años y abarca más que sólo emitir resultados y determinar cuánto sabe la o el estudiante. Se entiende como un mecanismo que se interesa en saber cómo aprovechan el proceso de aprendizaje y cómo mediante éste el docente cumple un rol de estratega mediador mucho más allá de un rol directriz u orientador

        En este contexto, hace algún tiempo, surge una progresiva atracción por la evaluación formativa, al cobrar poder sus conceptos, características, y las múltiples estrategias para su adaptación en el plano educativo; sin embargo, los roles que los agentes educativos debemos cumplir son esenciales para conseguir resultados efectivos.

       Desde Michael Scriven hasta la actualidad se alude el cambio, en los roles de los agentes de la evaluación con participación directa en el docente. Black y William, opinan que el accionamiento apropiado de la evaluación formativa en el desenvolvimiento de las experiencias de aprendizaje produce un rendimiento elevado en la enseñanza; de igual forma consolidan  una transformación  que involucra  una sucesión de tareas, actividades valoradas y evaluadas de forma organizada y planificada de las que se logra recopilar evidencias de los estudiantes con el propósito de ir alcanzando progresos , en la acción realizada por el estudiante a través de estrategias de enseñanza y/o variando sus técnicas de aprendizaje habituales.

     Podemos advertir entonces que en la evaluación formativa el docente debe desempeñar un rol primordial desde la planificación. Esto quiere decir surge la obligación de transformaciones tanto en su práctica docente, cómo en su actitud, en otras palabras, adentrarse más allá de la sencilla preparación de exámenes, verificación de cuadernos, experiencias calificadas, etcétera., si sólo el logro obtenido de estas acciones sirve como un mero “calificar” y luego “promediar” estas acciones no nos conduce a nada provechoso con nuestros estudiantes.

Es precisamente en esta situación en donde cada uno de los agentes de la educación deben involucrarse para llevar un mejor desarrollo de las actividades en el aula, ya sea de manera presencial, virtual o alterna, acorde a las necesidades del momento en que vivimos, que no se copie modelos, sino que se dé inicio a formar individuos competentes capaces de solucionar diferentes problemas cotidianos y es la autoridad educativa junto con su cuerpo educativo quienes deben identificar en qué se está fallando para reformular el plan educativo institucional , hacer cambios en los puntos débiles de la asignatura que se requiera o que no estén bien desarrolladas , no solamente por el docente sino también por los estudiantes y de esta forma llevar a cabo un buen proceso de evaluación formativa , en donde la enseñanza y el aprendizaje de lugar a la creatividad y al dinamismo por parte del estudiante y del docente de modo que éste comparta con sus pupilos diversas estrategias de valoración desde el inicio de la asignatura para que al desarrollar cada experiencia de aprendizaje lo hagan de manera autónoma y colaborativa

 A medida que las herramientas tecnológicas han ido posicionándose en nuestro quehacer educativo, los estudiantes en todos los niveles educativos han tenido un cambio en su proceso de educación formativa, ya que han avanzado y explorado de una forma muy colaborativa con la guía y el refuerzo necesario de nosotros los docentes dentro y fuera del aula virtual.

          Es por ello , apoyados en las diversas inquietudes, conclusiones e interrogantes suscitadas durante esta investigación, el presente ensayo tiene como objetivo: esclarecer ciertas dudas al respecto a fin de conocer e identificar los roles de los agentes educativos para ponerlos en práctica en el empleo de la evaluación formativa en nuestras experiencias educativas como docentes a fin de mejorar los aprendizajes y también comprender y precisar las características principales de la evaluación en el marco del enfoque formativo con la finalidad de reorientar la praxis y la actitud del papel que venimos ejerciendo cada uno de nosotros como gestores en el proceso  educativo .

        Rol de los agentes del proceso educativo

         Para Dylan William ,2009 la práctica de una clase es formativa en la medida en que la evidencia acerca de los logros de los estudiantes es obtenida, interpretada y usada por los docentes, para tomar decisiones acerca de sus próximos pasos en el aprendizaje que tengan probabilidades de ser mejores, que las decisiones que hubieran tomado en la ausencia de la evidencia que fue obtenida. Para que esto realmente ocurra el docente en su experiencia de mediador debe asumir que la evaluación formativa es esencial si cumple las funciones inherentes a los aprendizajes: diagnosticar debilidades, entregar retroalimentación, generar motivación autónoma, favorecer el diálogo entre docentes y estudiantes, estimular la autoevaluación y promover el desarrollo de habilidades de estudio independiente.

 

        En nuestra práctica docente podemos visualizar cinco roles esenciales que debemos conocer para mejorar nuestros desempeños:

      Rol del Docente

           Planificar los procesos que vamos a evaluar

Esto significa que nosotros como educadores al aplicar la evaluación formativa no vamos a pretender un resultado concluyente que juzgue ya sea de forma cualitativa o cuantitativa (literal o numérico). Esto sería la anti razón del proceso, la evaluación formativa dejaría de ser un proceso que pretende mejorar la enseñanza y el aprendizaje. Por ello estos procesos no debemos desarrollarlos al azar, sino planificarlos con actividades como evaluaciones formales e informales.

La planificación de los procesos evaluativos debe considerar la secuencia didáctica o lo que algunos llaman progresión de aprendizajes que se desarrolla para alcanzar un determinado propósito o competencia. Ello implica que los estudiantes deben ir desarrollando algunos desempeños y conocimientos, y cada secuencia o progresión se convierte en prerrequisito del siguiente. En cada momento debemos aplicar la evaluación formativa para obtener evidencias de sus avances antes de pasar a otros aprendizajes.

La evaluación formativa no puede aplicarse sin una planificación en la que se determinen el momento, las situaciones, criterios e instrumentos, así como sus propósitos lo cual determina el enfoque a emplear. Se pueden seguir aplicando exámenes, pero los resultados para el enfoque formativo tienen diferente objetivo, no sólo se trata de obtener una calificación. Esto implica definir, identificar y sistematizar las competencias a desarrollar con sus respectivos indicadores de evaluación.

           Debemos Socializar la evaluación.

Quizá este rol marque una diferencia entre la forma tradicional de evaluar que muchos docentes hoy en día aún lo vienen realizando y la evaluación formativa, sobre todo en el rol del docente, puesto que como se recuerda, cuando de evaluar se trata, con mucho recelo los docentes cuidaban sus exámenes pues nadie podría verlos antes de aplicarlos. Con este nuevo enfoque se pretende que con el anuncio del propósito de aprendizaje se exponga y socialice cómo, con qué y cuándo serán evaluados los alumnos porque resultará más emocionante y les brindará confianza. Se trata entonces de exponer y explicar lo planificado para la evaluación.

El aspecto de la socialización de la evaluación no sólo se queda en que nuestros estudiantes conozcan el proceso, sino en atender sus demandas, poder negociar los cambios pertinentes y poder contribuir a un mejor clima y motivación para que éstos aprendan y desarrollen en ellos procesos de metacognición. Recoger sus opiniones y sugerencias muestra que han entendido cómo serán evaluados. Ello nos permite el desarrollo de la autoevaluación y coevaluación con criterios planificados y comprendidos.              Entonces la evaluación no es una responsabilidad exclusiva de los docentes como las consecuencias de los resultados tampoco son exclusividad de los estudiantes es una acción que va a la par en la que se haga conocer al estudiante sobre los métodos de evaluación a utilizar, en los cuales éstos participen en la revisión de sus trabajos, comprendan la razón de sus equivocaciones y planteen las acciones para su solución. 

           Realizar un análisis de evidencias

En este rol de nosotros los maestros nos lleva a analizar las evidencias (tangibles e intangibles) y es allí donde surgen las condiciones de pertinente y oportuna de la evaluación formativa la cual se debe complementar con la retroalimentación para consolidar el concepto de proceso.

Analizar las evidencias que proporcionan las evaluaciones sobre la situación de los estudiantes implica tener claro cuál es el propósito de aprendizaje para determinar el nivel en el que se encuentran, identificar qué es lo que han logrado hasta ese momento y qué es lo que les falta para seguir aprendiendo. Cada uno de nosotros podemos realizar el análisis de evidencia solo o con la participación de los alumnos para desarrollar procesos de autorregulación y metacognición, mediante la autoevaluación y coevaluación. Al aplicar las evaluaciones formales e informales obtendremos las evidencias del aprendizaje y los analizaremos a la luz de los instrumentos de evaluación. Es importante además promover y valorar el trabajo grupal durante la realización de la evaluación: autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación

           Llevar a cabo la Retroalimentación

La retroalimentación en la evaluación formativa puede efectuarse de forma planificada o espontánea. Cuando es planificada, es parte de todo el proceso descrito en cada uno de los roles y responde al análisis de las evidencias, por lo que se debe optar por el tipo que desarrolla el sentido crítico de los estudiantes orientado a procesos de metacognición; es decir, inducir que los mismos estudiantes lleguen a las respuestas esperadas. Algunas estrategias que se pueden utilizar son: asignación de nuevas consignas, nuevas pistas, otros mensajes descriptivos, preguntas reflexivas, etc. La perspectiva docente sobre evaluación formativa y retroalimentación se concibe como el momento oportuno para acopiar evidencias sobre el logro del aprendizaje por los estudiantes con la finalidad de reajustar su práctica pedagógica y si fuera necesario, rediseñar el entorno de aprendizaje. Esta finalidad se hace palpable en diferentes ocasiones.

           Reajustes de la praxis

El proceso de evaluación formativa obliga al docente a reajustar su práctica en curso, es decir, en el mismo desarrollo de la clase. Una de las tareas más difíciles de los profesores que aceptan esta concepción de la evaluación formativa es comprender que se trata de un proceso y no de un tipo de examen. La idea es lograr un aprendizaje programado, por tanto, el reajuste de la práctica es dentro de la sesión de clase; de otra forma, no se logrará el propósito.

Tales cambios se hacen considerando el rol anterior sobre el análisis de las evidencias porque permite al docente reajustar su praxis. Es decir, registrar, analizar y decidir sobre lo observado, como también sobre la información obtenida, para resolver con prácticas que direccionen a nuestros estudiantes hacia el aprendizaje y a solucionar dificultades que enfrenta.

Uno de ellos puede ser ampliar el tiempo para lograr los aprendizajes propuestos, sin temor a cambiar la unidad didáctica, lo más importante es lograr el dominio del propósito de aprendizaje; otro tiene que ver con variar la competencia curricular. Todo el proceso de reajuste de la práctica está estrechamente vinculado con estrategias de retroalimentación.

Así como la evaluación formativa exige el reajuste de la práctica docente en el curso de la sesión de aprendizaje desarrollada, no implica que se convierta solo en la reflexión y optimización de sesiones de aprendizaje ulteriores, atendiendo a la mejora continua sino también sostener de manera permanente encuentros y entrevistas con los alumnos, para dialogar sobre sus avances y puntos que reforzar. La finalidad es de tomar acuerdos, respecto a las actividades que se deben enfocar a resolver sus dificultades y necesidades.

En nuestro quehacer educativo podemos también ubicar otros roles como docentes para la implementación de la evaluación formativa como reflexionar permanentemente sobre nuestra participación de mediador en el desarrollo del aprendizaje y de la evaluación, como también en los resultados alcanzados. El orden en que se presentan estos roles no son rígidos pues no debemos olvidar que la evaluación formativa es un proceso, por tanto, algunos roles deben aplicarse al inicio como planificar y socializar; pero ello no impide que en el transcurso de la sesión se retomen; cuando se analiza evidencia, se emplea la retroalimentación o se reajusta la práctica.

 

       Rol del equipo directivo: Creando espacios colaborativos 

 

Es esencial que el equipo directivo cree un espacio concreto para la colaboración entre docentes, además de comunicar la importancia y el sentido de su trabajo.

          Si bien los docentes y estudiantes tienen un rol fundamental en la implementación de la evaluación formativa, no es menos cierto que el equipo directivo hace la diferencia. Sin su apoyo a las prácticas docentes, los profesores no serán capaces de aprovechar este proceso en su totalidad, así como tampoco beneficiar a sus estudiantes a mejorar en sus aprendizajes.

         Tanto los directores, jefes de talleres y/o coordinadores pedagógicos, tienen que realizar acciones específicas que ayuden a los docentes a ser efectivos en sus prácticas de evaluación formativa en el día a día.

 

 Rol de los estudiantes:

 Ciudadano autónomo, generador de su propio aprendizaje con autonomía, con participación activa y motivación constante.

      Cada una de nuestras Instituciones educativas deben tener como misión impulsar el desarrollo de la autonomía en sus estudiantes es decir ser ciudadanos autónomos , impulsando en cada uno de ellos la actividad del propio sujeto, que es el factor fundamental en la construcción del conocimiento, pero una actividad no dirigida únicamente hacia la apropiación de contenidos o conceptos  sino a una mayor conciencia y conocimiento de su modo de aprender que les permita tomar decisiones , organizar sus horarios para concretar sus propios aprendizajes, que sepa identificar sus errores y encaminarlos de manera responsable corrigiéndolos de tal manera que les sirvan para aplicarlos  en la solución de sus problemas en su quehacer diario.

      Monereo y otros (1997) explican que la autonomía en el aprendizaje es la facultad que le permite al estudiante tomar decisiones que le conduzcan a regular su propio aprendizaje en función de una determinada meta y de un contexto o condiciones específicas de aprendizaje.

        En este contexto el estudiante se convierte en el responsable de su propio proceso formativo y como tal actúa para dar respuesta a sus necesidades personales, caracterizadas por aspectos individuales diferenciales respecto el grupo de iguales. A su vez, el alumno marca el ritmo de su propio aprendizaje y organiza su tiempo dedicando una parte de él a la formación, al no depender de límites marcados por agendas o calendarios fijados por las instituciones competentes ni del espacio físico.

       La superación de las barreras espacio-temporales intrínsecas a la educación presencial convencional, permite la configuración de nuevos colectivos de estudiantes con características diferenciales al poder compatibilizar la formación con el trabajo, la actividad familiar u otras situaciones personales que influyen en la dedicación y que anteriormente impedían o dificultaban el acceso a la formación. Con la utilización de las computadoras y las TIC’S, estos nuevos colectivos pasan a formar comunidades de aprendizaje que interactúan y se preparan para colaborar a través del trabajo en equipo.   

        Esta interacción permite igualmente estrechar los vínculos en la comunidad formada por el profesor y el grupo de estudiantes. La comunidad no basa su interacción en el consumo de información, sino que tiene capacidad para producirla y distribuirla. 

 

        A todas estas aclaraciones expuestas es necesario también despejar ciertas dudas sobre ¿Cuáles son las características o elementos centrales que le dan identidad a la evaluación formativa?

 

Características de la Evaluación desde el enfoque formativo

 

Requiere establecer una serie de metas para el proceso de aprendizaje y su contextualización.

       La función principal de la evaluación formativa es descubrir si los objetivos propuestos para el curso escolar se están cumpliendo o no. Por ello, tanto los profesores como los alumnos tienen que tener claro cuáles son las metas que se pretenden alcanzar dentro de una clase.

       Así, se pueden utilizar como guía recursos como los aprendizajes significativos, o los requisitos mínimos explicitados en la guía docente; o bien, en un contexto de educación no formal, se pueden establecer los objetivos educativos de forma conjunta con los estudiantes. Como también se toma en cuenta las condiciones socioculturales del entorno, así como las características de los alumnos para ser aplicada.

 

Los estudiantes deben asumir la responsabilidad de su aprendizaje

        La evaluación formativa parte de la idea de que los alumnos tienen que jugar un papel activo dentro del contexto de la educación.

       De esta manera, los exámenes y pruebas que se realizan para ver si se están cumpliendo los objetivos tienen que servirles de feedback para modificar su enfoque si el actual no está dando resultados.

       Gómez, Á. P. (2009) La evaluación como aprendizaje (Vol. 6) sugiere aplicar correctamente la evaluación formativa, un examen improvisado o de suspenso debería servir como motivación para el alumno, ya que le aportaría la información necesaria para cambiar lo que está haciendo y aprobar el siguiente de esta manera lograríamos que nuestros estudiantes identifiquen sus vacíos del conocimiento o dificultad en sus aprendizajes , se comprometan con el proceso de aprendizaje, desarrollen habilidades de estudio independiente, clarifiquen metas educacionales, sean generadores de su propia motivación y así alcancen aprendizajes profundos.

 

Identifica los pasos necesarios para llegar al objetivo

        Mediante las herramientas de la evaluación formativa, los alumnos pueden identificar en qué punto se encuentran y qué tienen que hacer para alcanzar los objetivos educativos. Así, el diagnóstico les ayuda a sentirse más motivados porque les muestra claramente el camino a seguir.

       Sin embargo, para lograr esto la evaluación debe estar bien diseñada de lo contrario, el estudiante que se encuentre frente a un suspenso no entenderá lo que ha pasado, y se sentirá impotente ante este resultado negativo.

 

Fomenta la autoevaluación y la colaboración entre alumnos

        Debido a que los estudiantes tienen claro hasta dónde tienen que llegar y el punto en el que se encuentran en un momento determinado, es mucho más fácil que reflexionen de manera activa sobre cómo de bueno está siendo su trabajo y lo que tienen que modificar del mismo.

       Así, los alumnos a los que se les aplica una buena evaluación formativa toman un papel más activo dentro de su propio aprendizaje. De esta manera, pueden aprovechar mucho mejor las enseñanzas de los docentes.

      Por otro lado, este tipo de evaluación también fomentaría la colaboración entre los alumnos. Cuando un estudiante observe que otro tiene problemas que él ya ha superado, lo tendrá mucho más fácil para ayudarle si realmente quiere hacerlo.

       Por el contrario, si los pasos a dar no estuvieran marcados claramente, esta colaboración sería mucho más difícil.

 

Incluye retroalimentación constante

       Para que resulte efectiva, la evaluación formativa no puede consistir en un solo examen al final de cada trimestre. Si se hiciera así, la información recibida por los alumnos no sería relevante ni les permitiría cambiar el rumbo de sus acciones a tiempo.

       Por el contrario, los profesores que quieran adoptar esta metodología deben ser capaces de darle un feedback continuo a los alumnos.

       Esto se hará mediante la aplicación de las distintas herramientas pensadas para este fin, como exámenes parciales, ensayos, debates, diarios o preguntas pertinentes.

       De esta manera, los alumnos saben en todo momento en qué punto se encuentran, y pueden rectificar su forma de estudiar o su actitud frente al aprendizaje en cualquier punto del curso escolar.

 

Es individual y cualitativa

Frente a los modelos evaluativos más tradicionales, la evaluación formativa tiene en cuenta todos los aspectos que pueden influir en el proceso de aprendizaje de un alumno en concreto.

       Así, no solo importa su desempeño en un examen concreto, sino otros elementos como si se ha producido mejora o no, su contexto socioeconómico, los materiales utilizados en la enseñanza y su efectividad, y la motivación y el esfuerzo individual de cada uno de los estudiantes.

 

Desarrolla la reflexión y la autocrítica

       Debido a que los alumnos saben en todo momento cómo se encuentran en relación a los objetivos de aprendizaje, y en qué fallan exactamente, es mucho más probable que reflexionan activamente sobre el trabajo que están realizando día a día.

       Así, en lugar de sentirnos intimidados por el contexto educativo, iremos adquiriendo poco a poco la capacidad de autocriticarse proporcionando información constante de nuestra labor con el fin de mejorar el proceso de enseñanza aprendizaje y conseguir buenos resultados.

 

En conclusión, cualquiera sea la perspectiva desde la que se trate la evaluación formativa se puede decir que su presencia en el proceso de enseñanza – aprendizaje es de vital importancia para el seguimiento y control del éxito de la formación académica. No sólo constituye un instrumento de feedback para docentes y alumnos, sino también es de utilidad para la estrategia de los centros educativos. El mejor nivel de desempeño académico de sus alumnos, sus planes de estudio actualizados, la excelencia del cuerpo docente y su participación en la mejora continua son los que lo posicionan en un elevado nivel de prestigio en la comunidad en la que se desenvuelven. Esto les permite destacarse a nivel local e internacional, proveer al mercado laboral de egresados destacados, contribuir al desarrollo de la comunidad y a su formación a través de la participación en foros y charlas de interés.

Por otra parte, es importante la continuidad en la recolección de los datos, su investigación, análisis y elaboración de los informes que correspondan a fin de tomar las medidas correctivas y la mejora en la capacidad de adaptación a los cambios que presenta el entorno, pues nos permite centrar la atención en el individuo poniendo en evidencia dónde se han suscitado sus errores, así mismo nos marca la trayectoria de aprendizaje desde el inicio hasta la conclusión de todo el proceso de enseñanza – aprendizaje,  respetando un procedimiento y una continuidad que facilita el permanente rediseño y adaptación a los cambios que se susciten, promoviendo entre los agentes de la educación  la mejora continua de los procesos y sus resultados a través del diálogo entre los actores, ofreciendo de forma clara las destrezas que se evaluarán, las consignas, y los instrumentos. Es importante además el uso de la simulación de eventos reales ya que nos permite trasladar lo que se aprende en el aula a la vida diaria contrastando la teoría con la realidad sin dejar de lado la presencia de componentes informales que se incorporan en el día a día, en la interacción docente - alumno que se realiza en las aulas.

Hemos mencionado cinco roles que los docentes debemos cumplir actualmente frente al contexto que venimos experimentando para lograr una eficiente evaluación formativa, cada uno de ellos descritos de forma sucinta para su fácil comprensión. Si bien es cierto que cada uno de los sujetos involucrados en la evaluación formativa debe cumplir un determinado rol, nuestra experiencia en el campo educativo nos reafirma que el nuestro debemos asumirlo con responsabilidad y ética para asegurar su eficacia.

Así mismo cabe agregar que para Anijovich y González (2011), las cualidades relevantes de la evaluación formativa son: la continuidad en el proceso de mejora de los aprendizajes de los alumnos y la creciente probabilidad de que todos ellos aprendan. Si nuestra intención es efectuar esta clase de evaluación en el aula, debemos de tener presente las características nombradas como guía de nuestro proceder. Estas características nos indican que se debe dar un soporte permanente al alumno para acrecentar sus capacidades y habilidades. Monereo y otros (1997) coinciden que el aprendizaje es la facultad que le permite al estudiante tomar decisiones que le conduzcan a regular su propio aprendizaje en función de una determinada meta y de un contexto o condiciones específicas de aprendizaje, así mismo Dylan William ,2009 corrobora que la práctica de una clase es formativa en la medida en que la evidencia de cada estudiante permite al docente tomar decisiones acerca de sus próximos pasos en el aprendizaje con la probabilidad  de ir mejorando y que las decisiones que se hubieran tomado en la ausencia de las mismas no hubiese sido del todo acertadas .

Así mismo, podemos reafirmar que el fomentar en ellos la autoevaluación, se contribuye a formar el pensamiento crítico, que les será de gran utilidad en su porvenir académico y profesional.

Es fundamental proseguir investigando e ir adentrándonos hasta regular la aplicación de la evaluación formativa, como una característica inherente del proceso educativo puesto que, nos ofrece la oportunidad de realizar los ajustes y las adaptaciones pertinentes, que nos encamina a lograr nuestros objetivos propuestos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

REFERENCIAS

1. Popham WJ. La evaluación transformativa. El poder transformador de la evaluación formativa. Madrid: Editorial Narcea; 2018.

 

2. Pérez-Pueyo VM. Evaluación formativa y compartida en educación: experiencias de éxito en todas las etapas educativas. España: Universidad de León; 2017.

 

3. Esteve V, Mogas J. El sistema de evaluación 360o para aprender a evaluar: estudio de caso en Educación Superior. En: Roig-Vila R, editor. Investigación e innovación en la Enseñanza Superior: Nuevos contextos, nuevas ideas. Barcelona: Octaedro; 2019.

 

4. Talanquer V. La importancia de la evaluación formativa. Educ Quim. 2015

 

5. Gómez, Á. P. (2009). La evaluación como aprendizaje (Vol. 6). Ediciones AKAL

 

6. Anijovich R. Gestionar una escuela con las aulas heterogéneas. Barcelona: Editorial Paidós; 2015.

 

7. Muñoz Suárez D, Galindo Ramírez V, Martínez Y La evaluación formativa en álgebra a través de los medios formales, semiformes y no formales: el caso de expresiones y polinomios algebraicos. Valencia: UPV; 2019.

 

8.-Evaluación formativa” en: Agencia de Calidad de la Educación. Recuperado en: 06 junio 2018 de Agencia de Calidad de la Educación: agenciaeducacion.cl

 

9.- “Evaluación formativa” en: Educando. Recuperado en: 06 junio 2018 de Educando: educando.edu.do.

 

10.- “Diferencias entre Evaluación Formativa y Sumativa” en: The Flipped Classroom. Recuperado en: 06 junio 2018 de The Flipped Classroom: theflippedclassroom.es.

 

11.- “Evaluación formativa” en: Educar Chile. Recuperado en: 06 junio 2018 de Educar Chile: educarchile.cl

 

12.- características principales de la evaluación formativa” en: Scribd. Recuperado en: 06 junio 2018 de Scribd: es.scribd.com.

 

 

 

 

 

 

 

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