En el pintoresco pueblo de San Bartolo del Andamio, donde los gallos cantan sin permiso municipal y las comadres gobiernan más que el alcalde, sucedió un caso tan curioso que aún hoy se cuenta al calor del fogón. Las protagonistas fueron tres mujeres de armas tomar: doña Filomena de la Purísima , doña Mamerta de la Caridad y Trinidad la Justiciera , nombre que ya de por sí suena a sermón con correa. A su alrededor orbitaba un pequeño sistema solar de personajillos aduladores , conocidos en el pueblo como los chupamedias , especialistas en asentir con la cabeza, aplaudir lo indebido y cerrar el pico por conveniencia. Entre ellos destacaba don Chi Cheño , sombra fiel de doña Filomena, experto en decir “así se ha hecho siempre” aunque nadie recordara cuándo. Había también una Comisión Veedora , creada —en el papel— para vigilar que todo se hiciera conforme a ley. En la práctica, sus miembros tenían rabo de paja : miraban para otro lado, carraspeaban mucho y dejaban...

                                                                 Cuentan los viejos porteros del colegio San Bartolo de las Letras, institución tan estatal como sus eternas escaleras rajadas, y sus ventanas que nunca cierran bien, que hubo una directora cuya fama no nació de sus gestiones, sino de sus distracciones. Doña Filomena Purificación de los sagrados oficios, mujer de cabello despeinado , carácter de estampita y andar desgarbado ,con mirada por encima del hombro , había sido nombrada directora no se sabía si por mérito, por milagro o por mero capricho de la burocracia. Lo cierto es que, una vez sentada en su sillón giratorio, descubrió tres pasiones que moverían los cimientos de la educación: cazar Pokemones, comprar vestidos en Temu y, como tercer vicio capital, regar plantitas...

  Oye… ¿y es bonita? —Hermosa, a su manera más sincera. —¿Y a qué se dedica? —A reinventarse cada día. —¿Y sabe volar? —No con alas… pero eleva todo lo que toca. —¿Cómo es posible? —Porque ella no vuela: ella es el cielo. —¿Y de dónde vino? —De una lluvia que me encontró a tiempo. —¿Cuál es su pasatiempo favorito? —Iluminar mis rincones más apagados. —¿Qué? —Me colorea el alma. —¿Y qué hace con tu cuerpo? —Lo abraza hasta volverlo hogar. —¿Acaso baila? —Claro: traza melodías con sus pasos. —¿Tanto así? —Mucho más. Si vieras… —¿Y cómo se llama? —Tiene nombre de canción que nunca se olvida. —¿Canta? —Sí, pero con el corazón primero. —¿Dónde nació? —En el regazo de un amanecer. —¿Tiene religión? —La del amor sereno. —¿Y cree en Dios? —En uno que bendice la danza del alma. —¿De política? —La libertad: siempre. —¿Y protesta? —Cuando debe, desde la verdad. —¿Derecha o izquierda? —Ambidiestra al abrazarme. —¿Es tierna? —Mucho. Sobre todo cuando me calma. —¿Inteligente? —Más que eso: entie...

                                                   Poema: “CUANDO EL PODER PIERDE LA CORDURA” La dire muy altanera con su paso mandamás, cometía, ¡vaya nomás!, faltas de marca ligera. La profe, mujer sincera, levantó voz zapateada: “¡Esto no queda en la nada, yo denuncio lo que toca!”. Y a la dire se le aloca la soberbia despeinada. Al saberse denunciada, la directora, resentida, juró cobrarla en la vida de manera calculada. Con sonrisa disfrazada trazó su mala intención, y llegó la ocasión: la fiesta de promoción. Con rencor en su decisión le negó la invitación. La maestra, noble y firme, sin temblarle la mirada, sabía que aquella jugada no iba nunca a hundirle. Que el tiempo suele decirse la verdad más escondida, y aunque dolió la salida de aquel festejo esperado, el abuso disfrazado no borra una causa justa y viva. Pero el cajón no perdona cuando la verdad...

                                                   Cuento parte III: “DE CÓMO FILOMENA SE ESCONDIÓ DE LA VERDAD Y OTROS GRITARON POR ELLA” Filomena, cansada de verse señalada en cada esquina, decidió fingir que la conciencia le pesaba. —Haré como que estoy arrepentida —pensó frente al espejo, mientras se alisaba el delantal—. Si no puedo limpiar mi nombre con verdad, lo haré con apariencia. Mandó recado a Martín para decirle que podía venir por su saco. Cuando él llegó, la recibió con aire humilde y voz trémula: —Vecino, he reflexionado y quiero devolverle lo suyo. Mi corazón no halla sosiego con tanto murmullo. Martín, sencillo y confiado, se alegró sinceramente. Prometió volver más tarde con dos amigos para ayudarla a cargar el saco. Pero apenas él se marchó, Filomena torció el gesto. —¡Qué creerá ese buenazo! —masculló—. Con solo devolver las cosas, no bas...

  Pasaron algunos días desde aquel episodio del saco y el gallo, y en el barrio ya no se hablaba de otra cosa. Las comadres murmuraban en las esquinas, los niños imitaban al gallo acusador, y Filomena, que siempre gustó de ser el centro, esta vez lo era por razones poco gloriosas. —¡Qué dirán de mí! —se lamentaba frente a su espejo—. Si no hago algo pronto, pensarán que soy ladrona. ¡Yo, Filomena, tan buena vecina! Mas la conciencia, cuando no está en paz, se disfraza de bondad fingida. Y así fue como ideó su plan: fingiría arrepentimiento para ganar de nuevo el favor del barrio. Fue entonces que llamó a su vecino Rufino —hombre de lengua rápida y oídos prestos para el chisme— y le dijo en voz de conspiración: —Vecino, quiero hacer las paces con Martín. Le devolveré lo suyo, y que todos vean mi buena fe. Pero… sería bueno que se vea también cómo me quieren humillar, para que el pueblo sepa quién es la víctima y quién el verdugo. Rufino, que encontraba placer en los enredos, aceptó ...

  CUALQUIER PARECIDO A LA REALIDAD ES PURITA COINCIDENCIA... Cuento : "DE COMO FILOMENA QUISO HACER SUYO LO AJENO" En un barrio no muy grande, donde los vecinos se conocían más por los chismes que por sus virtudes, vivía Filomena, señora complicada, aunque a veces demasiado confiada en su propia viveza. Cierto día llegó a su puerta Martín, hombre bueno y algo atolondrado, cargando un saco tan abultado que parecía lleno de misterios… o de mercado. —Filomena—dijo con voz apresurada—, tened a bien guardar este saco hasta que vuelva, pues ando en diligencia urgente. Filomena, curiosa y sin malicia aparente, lo recibió sin más preguntas. Mas apenas Martín se hubo marchado, creyó su deber —y quizá su gusto— ver qué tesoro descansaba dentro. ¡Grande fue su sorpresa al hallar allí camotes hermosos, choclos frescos como recién cortados, un queso redondo y perfumado, un frasco de miel dorada como el amanecer, y hasta un gallo vivísimo que cantaba como si fuese dueño del mundo! —Por mi ...

  II.   Antecedentes .............................................................................................................................. 3 2.1   Localidad 2.2   Nacional 2.3   Internacional III.   Justificación ............................................................................................................................. 4 3.1   Manifestaciones visibles del problema 3.2   Causas del problema 3.3   Efectos del problema IV. Objetivos ................................................................................................................................... 5 4.1   Objetivo general 4.2   Objetivos específicos V. Cronograma ............................................................................................................................... 6 VI.   Impacto del plan en comunidad ......................................................................