CRÓNICA: El Lamento Silencioso del Oso de Anteojos: Tras las Huellas de una Especie Amenazada.
Crónica elaborada por el
equipo conformado por: Alva Lavado, Johan; Díaz Sánchez, Leandro; León Ybañez, Jelg; Leyton Reyes, Víctor; Peña
Mendoza, Diego. Estudiantes del 5to grado “A” de la Institución Educativa
San Juan.
El oso de anteojos
es una especie de mamífero
de la familia Ursidae. Su nombre científico es Tremarctos ornatus. Su
tamaño es de 1.3 a 2 metros y su peso es entre 100 y 175 kg, mientras
que las hembras suelen ser más pequeñas, con un peso
de 60 a 80 kg. Su pelaje
es denso y negro, lo más distintivo de esta especie
son sus marcas blancas o amarillentas alrededor de sus ojos, que se
asemejan a unos anteojos. Los machos
son generalmente más grandes que las hembras
y pueden tener una apariencia más robusta. El oso de anteojos habita en América del Sur, principalmente en la
región andina. Prefieren los bosques nubosos y montañosos. Son omnívoros, aunque tienen una dieta predominantemente herbívora. Son animales
solitarios, excepto durante
la temporada de apareamiento o
cuando una madre cuida de sus crías. No son particularmente
territoriales y sus rangos pueden superponerse con los de otros osos. El apareamiento ocurre
principalmente entre abril y junio. Las hembras tienen un período
de gestación de aproximadamente 6 a 8 meses. Normalmente, una hembra tiene de 2 a 4 crías por embarazo, las crías
permanecen con la madre durante al
menos un año antes de independizarse. En la naturaleza, pueden vivir entre 20 y 25 años, mientras que en cautiverio pueden
alcanzar hasta 30 años. Muchas culturas creen que sus garras tienen propiedades medicinales, lo que es una amenaza
para su población. Aunque no lo parezcan, son muy buenos nadadores y trepadores.
Construyen plataformas encima de árboles donde toman siestas
y llevan su comida para digerir. Son solitarios, pero parecen dejar mensajes en árboles para otros individuos, para marcar su territorio
Se investigó que existen registros fósiles
que indican que es posible
que los osos de anteojos se
hayan originado durante el Mioceno Medio, el cuál es un periodo que abarca desde hace 24 millones de
años hasta aproximadamente los 12 millones.
Se conoce que se originaron en América del norte y migraron a América del Sur durante el Gran Intercambio
Biótico Americano, la primera fue en el Pleistoceno
temprano y la segunda al menos 6000 años antes del presente. Se conoce
que desciende directamente del Arctodus simus (Los ojos de cara corta). A pesar de la información recabada, esta nos indica que tienen un origen anterior
a estos datos.
En 1965, la Lista Roja IUCN evaluó el estado de los osos de anteojos,
y concluyó que no se pudo evaluar su estado
correctamente, y que se debía realizar una encuesta o buscar
más datos.
Posteriormente, en 1982 se le declaró vulnerable por primera vez, estando en el medio del espectro evaluado por el IUCN.
El estado vulnerable se mantuvo durante las siguientes evaluaciones, las de 1986, 1988, 1990,
1994, 1996, 2008,
y la última, en 2016, lo cual nos muestra que no hubo una
mejoría clara.
Tiempo
después, en 1993, un grupo de especialistas de la UICN ha
estimado que existen en el mundo
18250 osos de anteojos en la vida silvestre, los que ocupan 50 fragmentos de hábitats que totalizan aproximadamente 260,000 Km2.
Finalmente, en el 2016 se realizó la última evaluación, la cual determinó que quedaban
entre 2500 y 10000 osos de anteojos
en el mundo, y que se encontraban en índice decreciente.
Los
principales problemas que enfrentan son la cacería por lo valioso que es su pelaje, o por simplemente
entretenimiento, y además la destrucción de sus hábitats naturales
con el tiempo
Es por eso que ahora los osos de anteojos se encuentran hospedados en Áreas Naturales Protegidas, desde
aproximadamente el 2013. Las áreas naturales
protegidas en las cuales se encuentran son Parque Nacional
de Cutervo, Parque
Nacional de Tingo María, Parque Nacional del Manu, Parque Nacional Huascarán, Parque Nacional del Río Abiseo,
Parque Nacional Yanachaga
Chemillen, Parque Nacional
Bahuaja Sonene, Parque Nacional Cordillera Azul.
En conclusión, la crónica del oso de anteojos revela
una historia de lucha contra
las adversidades humanas y naturales. A pesar de su resistencia y adaptabilidad, esta especie emblemática se encuentra en
un estado vulnerable debido a la destrucción
de su hábitat y la caza furtiva. Nosotros elaboramos esta crónica para que sirva como un llamado a la acción
para preservar la biodiversidad única
de los Andes y asegurar un futuro sostenible para el oso de anteojos
y su ecosistema.
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